Edición de Clarín Arquitectura reflejando el Premio Edificar 2002 con una evaluación del gran Clorindo Testa

A veces uno encuentra tesoros que ni se imaginaba que guardaba. Recuperamos esta edición de junio del 20023 de la tradicional sección Arquitectura de diario Clarín que refleja en un completo informe  los resultados de la primera edición del Premio Edificar del 2002, el reconocimiento de la Red Edificar a la arquitectura local.

Lo interesante y destacable, más allá de la descripción de las obras ganadoras, es la pequeña columna que el magnífico Clorindo Testa le dedica al Premio.

Clorindo viajó a Mendoza para ser jurado invitado de esa edición y visitó todas las obras preseleccionadas.

Compartimos esta columna en la que destaca la calidad de la arquitectura mendocina.

«Es interesante ver, cuando uno tiene la oportunidad de recorrer una región vitivinícola por excelencia como la provincia de Mendoza, los cambios profundos experimentados por las bodegas, que son de visita obligada. La primera evidencia es que las bodegas de hoy nada tienen que ver con esa imagen que uno guardaba, y que provenía de aquellas viejas vineras que parecían de la época de los druidas: oscuras, húmedas y con una única luz cenital en el centro.
Al ver las bodegas actuales queda claro que cambió mucho el proceso industrial del vino. Se las ve sumamente limpias y con toneles de acero, en lugar de los viejos y poco higiénicos barriles de otros tiempos. Pero lo más notable es cómo cambió su arquitectura. Antes ni siquiera se las diseñaba porque se las concebía sólo para su fin especifico, mientras que ahora tienen un objetivo adicional. Además de almacenar las botellas y barriles buscan atraer por su arquitectura. El aspecto negativo de esta tendencia es que algunas ponen tanto énfasis en lo estético y lo representativo, que casi resulta excesivo. La Bodega Séptima, premiada en este concurso, se destacaba justamente por no estar sobrediseñada como otras.
Fuera de las bodegas, en la ciudad de Mendoza premiamos a una casa, la realizada por el arquitecto Rodolfo Sardi, con un planteo muy interesante. Su corredor verde, desde la entrada hasta el fondo, crea una forma distinta de entrar a una casa y de recorrerla. La disposición del espacio abierto y las superficies cubiertas recrea muy bien la tipología de las casas del siglo XIX, con el patio en el medio y los ambientes alrededor, pero al mismo tiempo se trata de una casa distinta, no convencional.
Por último, la casa en el bosque, hecha por dos arquitectos jóvenes y que ganó en esa categoría, era una vivienda bien resuelta y, sobre todo, lo que uno se espera de los nuevos profesionales: una obra muy contemporánea y adaptada a las necesidades del usuario de hoy.»
CLORINDO TESTA  JURADO DEL PREMIO EDIFICAR